viernes, 26 de enero de 2007

Erómetro

Cuántas veces no hemos escuchado decir frases hechas sobre el amor como “te quiero un montón”, “te quiero de aquí a la luna y de regreso”, “te quiero un chingo y dos montones” o hasta el reciente “te quiero mil”, entre muchas otras. Sin embargo, pocas veces reparamos en si estas frases son aplicables con la realidad. Es decir, ¿es el amor algo que pueda ser medido como una cantidad, una distancia o cualquier otro fenómeno conmensurable?

Y es que no sé por qué razón —bueno, sí sé, por practicidad—, el ser humano se ha acostumbrado a vivir regulado por jerarquías sociales, culturales y de género: sacamos estadísticas de todo, calificaciones, marcadores, pesos, temperatura, distancias, etcétera. Esta práctica ha alcanzado los terrenos del amor. No es raro escuchar comentarios como “es que no me quieres tanto como yo” o viceversa. Lo único que ha faltado es inventar una unidad de medida de tan complejo sentimiento. De ser así, sería de lo más común oír o leer algún diálogo como el siguiente[1]:

—Pero Romualda, ¿qué no te das cuenta cuánto te quiero?
—Pues eso no es lo que dicen los 20 ºY que marca el erómetro que me regaló mi mamá. En cambio yo, Clodomiro, siempre he marcado por arriba de los 80 ºY a pesar de tus groserías.

Como consecuencia de tener un sistema así, con un poco de sentido matemático podrían surgir leyes y teorías acerca del amor llenas de variables X, Σ y μ. Al iniciar una relación se podría comparar el número de grados amóricos que cada persona tiene y así, después de realizar una función algebraica, obtendrían como resultado si es conveniente o no aventurarse a estar juntos.

Cualidad viene del latín qualitas, y ésta deriva de qualis (cuál, qué). Aristóteles dice en el libro 5 de su Metafísica “cualidad es la diferencia o característica que distingue una sustancia o esencia de las otras”, y en la Lógica señala que la forma sintética de la cualidad no puede reducirse a sus elementos sino que pertenece esencialmente al individuo y es la que hace que éste sea tal o cual. La cualidad es subjetiva. La cualidad da identidad.

Regresando a la realidad, vemos que no contamos con herramientas que midan el cariño —hay algunos detractores de esta teoría que arguyen que los detalles “románticos” (muchas veces materiales), las palabras “románticas” (sigue siendo materia sonora), u otras formas “románticas”, sirven para corroborar que alguien lo quiere a uno mucho o poco—. Pero señores, señoras, el amor es un fenómeno cualitativo y tenemos que constreñirnos a lo que sentimos y a lo que nos produce tal sentir… va a pasar mucho tiempo para que el erómetro aparezca, y sé que en algo estaremos de acuerdo: nadie quiere que llegue ese momento.

[1] Para que el diálogo sea verosímil propongo las siguientes nomenclaturas:
a) Grados amóricos ( º Y)= unidad de medida del amor.
b) Erómetro (de eros ‘amor’ y metron ‘medida’) = Artefacto pata medir el amor.

11 comentarios:

Anónimo dijo...

Estoy completamente de acuerdo contigo. Con base en qué podemos argumentar estar muy o poco amados? Creo que es momento de retomar la simplicidad de la vida: me siento bien? Sí. Te sientes bien? Sí. Pues sintámonos bien ambos y cuando no sea así, hablémoslo. Amigo: simplemente TE QUIERO!

Anónimo dijo...

mmmm, no sé, como que falta algo, el amor no es sólo cualitativo, ¿no?, ¿es que hay un amor codo, cicatero?
a mí lo que me gusta del amor son las canciones.

Anónimo dijo...

ah, de veras!acabo de recordar otra cosa, aristóteles era choto.

HeAn dijo...

Está buenísimo, aplicaré algún día eso de los grados amor de acuerdo con los latidos de mi corazón LOL

Unknown dijo...

Tengo la certeza de que todas, o casi todas las personas que hemos leído tu publicación acerca del erómetro coincidimos contigo; ¿por qué empeñarnos en medir las emociones y los sentimientos?, yo podría decirte que es un mecanismo de defensa. El ser humano es inseguro por naturaleza, todo lo que no podemos controlar, nos provoca un malestar (ansiedad), así que nos pasamos la vida tratando de explicar lo inexplicable, plasmando en conjuntos de números y letras lo que no podemos expresar. Es una forma de asegurar nuestros sentimientos y así, podernos decir: ¡esta bien lo que sentimos!

Si bien es cierto, el erómetro aún no existe como tal, pero sí existen muchas otras “disciplinas” de las que se vale el ser humano (seguramente en su mayoría mujeres) para aminorar su ansiedad, ¿ejemplos?, la compatibilidad de los signos, la numerología, etc, etc…

En algún lugar leí que el amor no es complicado, sino que nosotros lo hacemos complicado; coincido en un 100% contigo, debería bastarnos con lo que sentimos y con las emociones que nos provoca tal sentir. Pero, combina nuestra naturaleza insegura y nuestro toque de ambición con el entorno el actual, entonces se hará obvio el por qué hemos aprendido que no basta con sentir.

Anónimo dijo...

Hola Polín... es muy diferente leer un escrito acerca del amor tomado desde esta perspectiva, y realmente es muy interesante reflexionar sobre la manera en que a veces medimos el amor sin darnos cuenta, y pues aunque muchas veces, si no es que cada vez que expreso mi amor con palabras hacia las personas que quiero, he medido el amor, entonces, tienes mucha razón al decir (o mejor dicho lo que interpreté) que el amor no se puede o debe medir... sin embargo me puse a pensar cuando expresas el amor con palabras siempre quieres demostrarlo de la mejor manera posible, como cuando lo haces con miradas, besos o algún cariño... no crees???... Creo que al querer hablar o sentir el amor, a veces resulta difícil y más cuando se trata de explicarlo... pero pues por eso considero que no hay que explicarlo, sino sólo sentirlo y demostralo, pues si piensas mucho resulta complicado...

Por último, gracias por compartir tus pensamientos conmigo, eres muy buen amigo y si no te puedo dar un abrazo para expresártelo, pues mejor te digo que te quiero mucho, jejeje... Un saludote Polín :)

Anónimo dijo...

Creo -sin temor a equivocarme- que éste ha sido el post que más polémica ha causado; unos coinciden, otros disentimos... el caso es que da gusto que cada vez, vayas puliendo tu forma de escribir, marihuanadas... pero al fin interesantes. ¿Erómetro? Utopía superflua...

Anónimo dijo...

La mejor para medir mis propios sentimientos, es el estomago, invariablemente cuando veo a esa persona por la que siento algo, tengo una hermosa sensación en el estomago,con lo que respecta a los sentimientos de los demas hacia mí, me basta con que sean de lo más considerados, con eso sé, que de ninguna manera necesitaré ningun aparato. Me agradan tus ideas, bién por ti !!!

Anónimo dijo...

Ay! yo me puedo unir a esta teoria...como te dije...tienes todas tus letras llenas de razón... me gusta eso de Los grados amoricos, y el Erometro..ja! salvarian al mundo y a los debiles de corazón! digo...al menos si exisitera la formula de kon kien si se puede y de con kien nooo! wow!!!!
Desgraciadamente...lo veo reeee dificil.... pero deberiamos ser optimistas no? ja!
Bueno...muy bueno!
Congrats!

Anónimo dijo...

Bueno pues, me pareció muy bien aunque se me hace raro de ti que escribas algo sobre este tema...creo que le podrías agregar un minitest para ver en que categoría nos encontramos o algo así, estaría chido...y bueno, sobre las medidas, ni hablar, la física es la madre de todas las ciencias y a veces es muy complicado tratar de medir todo; pero igual y hasta le podrías bautizar con tu nombre a la unidad de medición no?sería algo así como "Luigio" o "Grados Polius" jaja bueno tu verás el nombre más conveniente. Me gustó mucho el tema.

Anónimo dijo...

No sé, en los hombres la dureza de la erección podría ser un buen indicador, y en las mujeres... ¿la dureza de los pezones?