martes, 30 de enero de 2007

Un post agridulce

Lo que pasa es que me he topado nuevamente con un texto del tal Hernán Casciari, muy bueno, ahora sobre un refranero popular 2.0 (corregido y aumentado) y me doy cuenta que es el mismo tipo del post que subí sobre “La edad de los países”. La curiosidad me llevó a leer más textos del argentino que radica en España y descubrí que tiene cosas muy valiosas, amenas e ingeniosas. No sólo es un blogger común y corriente, el tipo ha llegado a escribir novelas (hasta ganó el premio Juan Rulfo en París -yo no siquiera sabía que existía uno allá-), y ha hecho más proyectos para la televisión y la red.
Les recomiendo ampliamente que revisen el link de Más respeto, que soy tu madre, una de sus novelas escritas en línea y ya llevada a la imprenta por Plaza y Janés. Pueden revisar en ese enlace de qué se trata la novela y cómo son los personajes y la historia. Algo realmente hilarante.

En el trayecto me encontré con otro blog que está como link en la página de Hernán y que me ha conmovido demasiado. El concepto es hermoso: fotos de una preciosa y fotogénica niña con unos ojos enormes y una expresión que hipnotiza, acompañadas cada una de un tango (letra y música). Se llama Nina 2 x 4, desgraciadamente el último post data de hace más de medio año, no sé qué fin habrá tenido la nena, pero hay suficiente material como para disfrutar de algunos tangos -yo, que no conozco mucho del género- y también buenas fotitos.En especial me atrapó esta foto:


Y unas líneas del tango Fuimos que pongo aquí:

¡Vete...!
¿No comprendes que te estás matando?
¿No comprendes que te estoy llamando?
¡Vete...!
No me beses que te estoy llorando
¡Y quisiera no llorarte más!
¿No ves?,
es mejor que mi dolor
quede tirado con tu amor
librado de mi amor final
¡Vete!,
¿No comprendes que te estoy salvando?
¿No comprendes que te estoy amando?
¡No me sigas, ni me llames, ni me beses
ni me llores, ni me quieras más!


(audio)

lunes, 29 de enero de 2007

Pearl Jam Black Unplugged

Ya era hora de ponerle música a este blog, y qué mejor comienzo que a Pearl Jam. Lo único malo del video es que tiene ahí el time counting o como se llame -los pinches segundos transcurridos-. En fin... Enjoy!

La última parte de la canción no tiene madre:
I know some day you'll have a beautiful life
I know you'll be a sun,
in somebody elses sky,
but why, why, why
cant it be in, cant it be miiiiiiine
y la manera en la que se apasiona Veder es excepcional, incluyéndole ese versito tan de huevos: "We belong together..."

viernes, 26 de enero de 2007

Erómetro

Cuántas veces no hemos escuchado decir frases hechas sobre el amor como “te quiero un montón”, “te quiero de aquí a la luna y de regreso”, “te quiero un chingo y dos montones” o hasta el reciente “te quiero mil”, entre muchas otras. Sin embargo, pocas veces reparamos en si estas frases son aplicables con la realidad. Es decir, ¿es el amor algo que pueda ser medido como una cantidad, una distancia o cualquier otro fenómeno conmensurable?

Y es que no sé por qué razón —bueno, sí sé, por practicidad—, el ser humano se ha acostumbrado a vivir regulado por jerarquías sociales, culturales y de género: sacamos estadísticas de todo, calificaciones, marcadores, pesos, temperatura, distancias, etcétera. Esta práctica ha alcanzado los terrenos del amor. No es raro escuchar comentarios como “es que no me quieres tanto como yo” o viceversa. Lo único que ha faltado es inventar una unidad de medida de tan complejo sentimiento. De ser así, sería de lo más común oír o leer algún diálogo como el siguiente[1]:

—Pero Romualda, ¿qué no te das cuenta cuánto te quiero?
—Pues eso no es lo que dicen los 20 ºY que marca el erómetro que me regaló mi mamá. En cambio yo, Clodomiro, siempre he marcado por arriba de los 80 ºY a pesar de tus groserías.

Como consecuencia de tener un sistema así, con un poco de sentido matemático podrían surgir leyes y teorías acerca del amor llenas de variables X, Σ y μ. Al iniciar una relación se podría comparar el número de grados amóricos que cada persona tiene y así, después de realizar una función algebraica, obtendrían como resultado si es conveniente o no aventurarse a estar juntos.

Cualidad viene del latín qualitas, y ésta deriva de qualis (cuál, qué). Aristóteles dice en el libro 5 de su Metafísica “cualidad es la diferencia o característica que distingue una sustancia o esencia de las otras”, y en la Lógica señala que la forma sintética de la cualidad no puede reducirse a sus elementos sino que pertenece esencialmente al individuo y es la que hace que éste sea tal o cual. La cualidad es subjetiva. La cualidad da identidad.

Regresando a la realidad, vemos que no contamos con herramientas que midan el cariño —hay algunos detractores de esta teoría que arguyen que los detalles “románticos” (muchas veces materiales), las palabras “románticas” (sigue siendo materia sonora), u otras formas “románticas”, sirven para corroborar que alguien lo quiere a uno mucho o poco—. Pero señores, señoras, el amor es un fenómeno cualitativo y tenemos que constreñirnos a lo que sentimos y a lo que nos produce tal sentir… va a pasar mucho tiempo para que el erómetro aparezca, y sé que en algo estaremos de acuerdo: nadie quiere que llegue ese momento.

[1] Para que el diálogo sea verosímil propongo las siguientes nomenclaturas:
a) Grados amóricos ( º Y)= unidad de medida del amor.
b) Erómetro (de eros ‘amor’ y metron ‘medida’) = Artefacto pata medir el amor.

domingo, 21 de enero de 2007

Un ensayo: "La TV: estética y manipulación"

Es medio día de un domingo que incita a salir a tomar el sol a cualquier lado. Mientras meditaba sobre qué hacer hoy, abrí La Jornada y en encontré este ensayo de Alejandro Michelena sobre la tevé, del cual citaré algunas líneas para ver si se animan a leerlo completo. Destacable crítica.

"...un veedor de telenovelas las consume buscando una forma –vicaria tal vez, pero válida al fin– de emoción estética. El televidente típico (y esto lo hacemos extensivo a las series) busca en la pantalla no una visión simbólica o una analogía con la vida, sino que espera encontrar allí “la vida misma”. Mediante ese devorar intriga tras intriga, incansablemente, la joven aprende modos de actuar y de ser, costumbres y prácticas sociales, y su madre participa de prestado de una existencia ilusoria a la que nunca accederá."

"Si hacemos la prueba de darle a un fanático de los bestsellers una novela de cierta calidad, veremos cómo la rechaza, la encuentra aburrida, y tal vez la deje por la cuarta parte. Lo mismo sucede con el público enviciado por los teleteatros y la tv en general respecto al cine."

"Aunque también puede darse, si se trata de teleadictos muy jóvenes, que de pronto, a través de otros estímulos paralelos, puedan aprovechar la tv como un primer peldaño que luego se dejará de lado, para acceder así a un modo de sintonía con el arte (este es un fenómeno de hoy, donde ya son varias las generaciones que nacieron mirando tele­visión, y ha dado lugar a una fecunda y nueva sensibilidad –la que tiene que ver con los videos y con internet–, que sólo es madura si el joven televidente logra distanciarse de lo que ve en la pantalla y si lo empieza a relacionar con otros lenguajes)."

"Se podría decir, sí, que tanto folletines como teleteatros colman el remanente de frustración que deja en muchísima gente el complejo modo de vida urbano, con su carga de alienación, injusticia y pérdida de puntos de referencia."

miércoles, 17 de enero de 2007

Crónica del aburrimiento

El día de ayer, ante el aburrimiento que se me presentó en mis horas de trabajo decidí comenzar a escribir algo que se llevara el sopor y me hiciera sentir menos inútil... se me ocurrió comenzar con una descripción de cómo pueden pasar tres horas sin hacer nada, contando detalle a detalle, e iba más o menos así:

Llega a su lugar de trabajo con quince minutos de retraso, después de haber deambulado entre la neblina y el chipi chipi que por segundo día consecutivo azota melancólicamente la ciudad. Pasa a firmar a la oficina de la dirección de la escuela su hora de entrada y al no ver a nadie alrededor únicamente se pone cinco minutos de retraso —pecata minuta, piensa—. Saluda a dos empleadas más, sólo para no pasar como un fantasma —siempre ha odiado esa indiferencia cuando se la hacen, a pesar de que él la aplique con frecuencia… pero quiere cambiar—. Llega a su oficina, por llamarle de algún modo, la cual es una pequeña biblioteca donde además se encuentran algunos aparatos audiovisuales e informáticos que son utilizados por los estudiantes, aunque en esa época no haya mucha afluencia pues las clases aún no comienzan.

Hoy ya es el día después de ayer, cuando relataba que el día pasado (antier) había comenzado a escribir eso. Hoy la tarde pudo haber estado peor de aburrida si no fuera porque decidí poner una película de las que tienen aquí, se llama "La virgen de los sicarios", colombiana, cruda, desesperenzadora pero tristemente realista, hubo algunas cosas que me gustaron sin embargo creo que el final el escritor ya no quiso pensar más y cortó la historia muy cómodamente. También tomé algo que pretendía ser café, aunque no sabía a nada. Luego vine a apagar esta cosa y esperar a que den las 8, y dirigirme a algún lugar donde podré distraerme, aunque la niebla me sugiera mantenerme cautivo en mi casa, no creo hacerle caso ya que el llamado de Baco es más fuerte.

¡Qué cagado! Pretendía hacer una crónica del aburrimiento no aburrida, y por culpa del aburrimiento y las interrupciones terminó escribiendo algo que es fiel al encabezado.

miércoles, 3 de enero de 2007

El primero del año

El primer post del año después de pasar 2 semanas y media de vacaciones, las cuales ocupé para descansar y visitar los escaparates de las tiendas buscando algún presentito para los seres queridos y para mí, claro. Entre lo más destacable está la adquisición de mi guitarra eléctrica que me será muy útil para mis ratos de ocio, pues sé que nunca llegaré a tocar como Jonny Greenwood :-(

Ahora ya estoy en la EEE de nuevo y no tuve muchas cosas que hacer, sólo acomodar y sacudir las mesas, sillas y estantes que movieron para pintar las paredes y techos. Luego, como no hay estudiantes, sólo he revisado algunos papeles que estaban desacomodados y leer las noticias, as usual. En 20 minutos salgo a comer... es raro cómo uno se acostumbra a la inactividad, ya quiero irme a mi casa.

2007, el año en que cumpliré 24 primaveras, se me presenta como un año más y ya. ¿Significativo? No mucho, no hay ni mundial, ni olimpiadas, ni elecciones qué robar. Quizá lo es por el hecho de que ya tengo que titularme, es justo y necesario.
¿Propósitos? Sólo ése, ya que al iniciar 2006 me propuse terminar mi tesis y sigo en las mismas (lo cual fortalece el tan útil y aplicable dicho de "Si quieres hacer reír a Dios, cuéntale tus planes"). Para no pecar de Grinch, lo único que podría desear para este año es tener buena salud, ya que casi todo lo demás se puede dar con empeño y un poco de suerte (siempre es necesaria, quien la relaciona directamente con la mediocridad vive en un discurso que se aleja de la realidad). Al iniciar el año pasado nunca pensé en que trabajaría, y pronto se me dio la oportunidad; ahora estoy en mi segundo trabajo y no me ha ido tan mal.

Ayer renegué del ritual de fin de año, de los propósitos y las doce uvas, de los calzones rojos y de la barrida de la casa, etcétera. Mi argumento fue que si uno quiere proponerse algo no necesita esperar una temporada especial, sólo organizarse y tener la voluntad de hacerlo. Hoy, después de pensarlo un poco más, sostengo mi postura. Sin embargo creo que de algo sirve esta coyuntura temporal, y es para pasar revista de lo que se logró en el año, lo que hizo y se dejó de hacer, es decir, para recordar y darse cuenta de las cosas que nos pasaron a lo largo de los 12 últimos meses, cosas que uno nunca pensó que nos ocurrirían, personas que uno nunca pensó conocer y que quizá hayan llegado para quedarse o para dejar una marca importante en la vida de cada uno. Eso me parece invaluable, y sí, también se puede hacer en cualquier estación del año y no sólo al final de diciembre. Pero bueno, es cierto, nos regimos por un calendario, psicológicamente nuestra vida la estructuramos en ciclos (llámense quincenas, aniversarios, sexenios, noviazgos, vacaciones, cometas, mundiales de futbol, en fin...) y cada doce meses se cierra el ciclo en el que todos calificamos nuestra suerte y nuestro éxito, y donde también el ambiente se llena de esa fe que se requiere para iniciar el nuevo ciclo. Todos creemos que nos va a ir bien, o al menos eso esperamos. Y bien, yo no espero que me vaya siempre bien pues es imposible y sería aburrido, creo, pero deseo que no me vaya tan jodido.

Buon anno a tutti! A ver cómo avanza la Idioteca, esperemos no fallezca y sobreviva el 2007 con todo y el nuevo gobierno de fecal.