jueves, 2 de noviembre de 2006

2 de noviembre

Día de muertos, tradición obligada en México


Lugar del festejo: Naolinco, Veracruz, México.

Integrantes del trip: Martha, Paco y yo (luego nos alcanzaría Eduardo porque tenía que trabajar, y también nos encontraríamos allá a Iván, Michela, Carla, Charlie y demás flota foránea, e incluso a algunos Perros Esteparios, que no pueden faltar a los grandes eventos).

De qué se trató: Cuenta la leyenda que el motivo del Día de Muertos en Naolinco, o mejor dicho "el festejo" consiste en cantarle a los muertitos. La costumbre trata de que la gente camine por las calles visitando las casas y cantando en cada una a los difuntos, en especial una del Padre Darío (que no recuerdo cómo va, pero era bastante pegajosa). Luego también se les lleva música al panteón, y en las casas en donde se canta, se compensa el detalle ofreciendo comida y bebida a los cantantes. Yo hace un año fui y sí me dieron tamales y morita, pero este año me dediqué a hacer lo que ha provocado que los habitantes de Naolinco estén en desacuerdo: emborracharse. Sí, es que se ha vuelto eso, un carnaval en noviembre. Este año quisieron ponerse más estrictos debido a que el año pasado hubo uno o dos muertos y varios accidentes en la sinuosa carretera. Aun así el alcohol circuló por las calles y hubo muchos borrachines, sin verme a mí.




Detalles para recordar: Pasada la media noche, llegó la Tuna (estudiantina/conjunto musical de una escuela) a amenizar al parque central de Naolinco. Comenzó a congregarse la gente, yo entre ellos. Todo era muy sano porque la gente cantaba, aplaudía y bailaba, sin complicaciones. Acabando la tercera participación, llegaron dos policías a invitar a los tunos a que abandonaran el parque o que dejaran de tocar, ya que no estaba permitido hacerlo, pues la tradición era tocar en las casas o en el cementerio, no en el parque. Semejante absurdo presenciamos. La multitud reclamó, gritó el típico cántico de desaprobación "uleeeeero, uleeeeeero", llegando incluso a incitar a los guardianes de la seguridad a que probaran sus capacidades dancísticas: "que baile el poli, que baile el poliiiii". A tal grado se puso la discusión que tuvo que llegar el síndico del pueblo a dialogar y comprar a los músicos. Al parecer, según un informante que rondaba el trato (Paco, que casi ni le gustan esos chismes), les ofrecieron tocar en otra ocasión y hasta hospedaje para esa noche, a cambio de que no causaran motivos para que la gente se emocionara de más y fuera a pasar algún incidente en el parque. Los tunos, al fin artistas, se vendieron al mejor postor. La gente pidió el último bis y fuimos complacidos.

2 comentarios:

SuSan PaRrIsH...!!! dijo...

Como??? Yo aparecia en una de esas fotos de ese "trip" que le paso??? donde está? en que momento la perdimos??

SuSan PaRrIsH...!!! dijo...

Como??? Yo aparecia en una de esas fotos de ese "trip" que le paso??? donde está? en que momento la perdimos??