No sólo existen especies (vegetales o animales) en peligro de extinción, algunas palabras también lo están. La diferencia es que el agente aniquilador entre unas y otras es el opuesto: a las primeras las extingue la depredación -devastación- de un recurso, mientras que a las segundas, las palabras, las elimina el desuso.
Como amante del lenguaje, me corresponde la tarea de hacer extensiva la tarea de adoptar una palabra para evitar su extinción. ¿Cómo? Pues se trata de una iniciativa de la Escuela de Escritores y la Escuela de escritura del Ateneo Barcelonés, las cuales proponen apadrinar una palabra en vías de extinción, y una vez elegida dicha palabra tendrán que "explicar su significado o recordar su orígen" (cita y nota completa). Como podrás ver, avispado lector -jaja qué buena imagen-, la fecha límite para la adopción de las palabras ha concluido, sin embargo se propone que la idea prevalezca entre la comunidad visitante de la idioteca y, si se desea, se propague la dinámica para que juntos conservemos algunas palabras que, a veces por simple eufonía, sería necesario atesorar.
Mañana eligiré qué palabra adoptar.
1 comentario:
Uy, tantas palabras tan chidas han caído en desuso, pero como sabes, uno de los deberes de un caballero andante es el de propagar su estilo de vida, lengua incluida.
Ahora usaré refocilar para todo.
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